Flujos migratorios intrarregionales: particularidades, aportes y desafíos en la gestión diplomática regional

Intraregional Migration Flows: Particularities, Contributions and Challenges in the Regional Diplomatic Management

Cosme Batallas Lara : Lingüista y diplomático ecuatoriano, egresado de la maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia, del Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador; egresado de la maestría en Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ecuador. Correo electrónico: cosmebatlar@gmail.com

Javier Arévalo Vela* https://orcid.org/0000-0003-3648-1128

DOI: http://dx.doi.org/10.21503/lex.v17i24.1824


RESUMEN

Los sistemas microeconómicos de los países sudamericanos se benefician de las transferencias económicas o remesas producto de la migración intrarregional. Estos envíos dinamizan las economías tanto en los países de origen como de destino. Se estima que a la fecha el número de personas en situación de movilidad humana en el subcontinente americano se ubica en el orden de los 41,3 millones de trabajadores migrantes, lo que en términos económicos representa una mayor demanda de bienes y servicios, aumento del consumo interno y reducción significativa del desempleo. Por lo tanto, los niveles de pobreza disminuyen, las condiciones de vida de las familias beneficiadas mejoran y los coeficientes de desigualdad socioeconómica se reducen. Debido a las políticas migratorias suscritas a nivel regional, los desplazamientos humanos entre los países sudamericanos se han incrementado considerablemente a partir de inicios del siglo veintiuno. La migración sur-sur hoy en día representa el 33 por ciento del total de movimientos migratorios circunscriptos geográficamente al interior del subcontinente americano. La migración sudamericana es predominantemente laboral y gira en torno a la oferta y demanda de mano de obra dominada principalmente por ciudadanos en edad productiva y aptos para el trabajo, amén de una importante incorporación del sexo femenino que dinamiza aún más la movilidad humana en Sudamérica. Los países que intervienen en calidad de mayores receptores de migración intrarregional son Argentina, Brasil y Chile, mientras que los emisores de migrantes de acuerdo al volumen de población movilizada son Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Palabras Clave : migración, Sudamérica, economía, intrarregional.


ABSTRACT

The microeconomic systems of the South-American countries benefit from economic transferences or money remittances as a result of intraregional migration. These remittances boost economies both in the countries of origin and of destination. It is estimated that to date the number of people in a situation of human mobility in the American subcontinent is around 41.3 million immigrant workers, which in economic terms represents a greater demand for goods and services, increased internal consumption and significant reduction of unemployment. As a result, the levels of poverty decrease, the living conditions of the beneficiary families improve and the coefficients of socioeconomic inequality are reduced. Due to the migratory policies signed within the region, human mobility amongst the South-American countries has greatly increased since the beginning of the twenty-first century. South-South immigration today represents 33 percent of the total flow of migrants circumscribed within the American subcontinent. South American immigration is predominantly labor-based and depends on the supply and demand of workforce predominantly dominated by citizens in working age and fit for work, in addition to an important incorporation of the female population to the workforce which invigorates the human mobility in South-America. The largest recipients of intraregional migration are Argentina, Brazil and Chile; while the largest issuers of migrants according to the volume of population mobilized are Bolivia, Paraguay and Uruguay.

Key words:immigration, South-America, economy, intraregional.


I. INTRODUCCIÓN

Millones de seres humanos se desplazan permanentemente desde su lugar habitual de residencia hacia otro distinto, cercano a veces, lejano en la mayoría de circunstancias, y extranjero en casi todos los casos.

En términos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), migración es el “movimiento de población hacia el territorio de otro Estado o dentro del mismo que abarca todo movimiento de personas sea cual fuere su tamaño, su composición o sus causas; incluye migración de refugiados, personas desplazadas, personas desarraigadas, migrantes económicos”.1

De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas, ONU, al momento existen en el mundo alrededor de 260 millones de personas en situación de movilidad humana, cifra cincuenta por ciento superior a la registrada a finales de siglo pasado, que oscilaba en el orden de los 120 millones de migrantes en el mundo.

Entre los cinco países que más recibe a inmigrantes, el de destino predominante sigue siendo Estados Unidos de América que acoge a cerca de 47 millones de inmigrantes, seguido de Alemania con 12 millones, le sigue Rusia con 11,6 millones, en cuarto lugar está Arabia Saudita que acoge a 10,2 millones y en quinto lugar el Reino Unido con 8,5 millones de inmigrantes.2

Como se puede apreciar, aparte de Estados Unidos los países que más acogen a ciudadanos en condición de movilidad humana se encuentran fuera del continente americano; sin embargo, el incremento de la migración al interior de América del Sur ha ido aumentando significativamente, tal es así que a partir de 2010, la migración interregional en América Latina registra un constante crecimiento, debido, entre otros factores, a la crisis que afectó a países predominantes de destino entre la población latinoamericana como EE.UU y España.

Esta coyuntura es favorable a nuestros Estados, tanto por la transferencia de conocimiento que se produce, como por la constante circulación de capitales. Dentro de la población migrante existen profesionales de alta cualificación que aportan al desarrollo profesional y productivo de la región; el envío de remesas dinamiza la economía y mejora el nivel de vida de las poblaciones tanto de los países de origen como de destino.

Por otra parte, los grandes flujos migratorios provenientes, principalmente de Venezuela y Colombia, exigen la urgente formulación e implementación de políticas públicas que garanticen, en los países de destino, los derechos fundamentales de las personas en situación de movilidad humana y, a la vez, generen ambientes favorables para la población local, en tal forma que no exista la percepción de invasión del espacio geográfico, perjuicio a los propios derechos o pérdida de oportunidades laborales o acceso a bienes y servicios proporcionados por el Estado receptor.

En ese contexto, el presente trabajo de investigación presenta datos estadísticos sobre el incremento de la migración intrarregional, las causas que la motivan, así como las condiciones de regularidad dentro de las cuales se desarrolla.

En otro acápite se desarrollarán algunas ideas que confirman la hipótesis de que los movimientos migratorios dinamizan las economías tanto de los países de origen como de los destinos de migración.

A continuación, se esbozarán algunos puntos de vista sobre los desafíos, en cuanto a la formulación de políticas públicas que deben asumir los Estados, especialmente de acogida, para garantizar los derechos fundamentales de las personas en situación de movilidad humana sin afectar aquellos derechos de la población local.

Finalmente, se formularán las conclusiones a las que se llegó luego del análisis planteado, sin dejar de lado algunas recomendaciones orientadas a la formulación, implementación y evaluación de políticas públicas asociadas a la gestión diplomática sudamericana relacionada con la migración intrarregional.

Nota: En el tema expuesto no consta Venezuela como el mayor emisor de migración de los últimos tiempos; ni Colombia, Ecuador y Perú, como Estados receptores de la migración venezolana, debido a que los datos estadísticos de este fenómeno son aún difusos y no se encuentran consignados en registros productivos y económicos.

1 OIM, Glosario sobre migraciones (Ginebra: OIM, 2006).

2 Gonzalo Orellana, “Profundidad migrante”, 2018, acceso el 23 de diciembre de 2018, https://gk.city/2018/06/17/cifras-de-la-migracion/


II. CAUSAS PARA LA MIGRACIÓN EN SUDAMÉRICA

Las tendencias de movilidad humana en Sudamérica hoy en día se encuentran de acuerdo con las prácticas históricas desarrolladas en América Latina y el Caribe. En términos generales, los datos estadísticos demuestran una disminución reciente de los flujos de emigración dirigidos a destinos extrarregionales predominantes, tales como Estados Unidos de América, Canadá y España; una pérdida de importancia relativa y absoluta de la inmigración proveniente de otras regiones y un crecimiento y mayor dinamismo en la migración intrarregional.

Para la subregión el saldo migratorio es menos pronunciado que a nivel de la región latinoamericana. La población emigrada en América del Sur corresponde a 8,4 millones de personas.

La migración intrarregional se compone de personas provenientes de otros continentes y de países que forman parte de la región sudamericana. Si en 1970 el 76 % de los inmigrantes provenía de países fuera de Sudamérica y solo el 24 % lo hacía del interior de la región, en 2010 la inmigración extrarregional corresponde solo al 37 % del total de inmigrantes mientras que la proveniente de América Latina y el Caribe es de 63 %. Estos cambios, muy propios de América del Sur, reflejan el envejecimiento y la escasa renovación de la inmigración extrarregional, por una parte, y por otra el dinamismo que adquiere la inmigración intrarregional en las últimas décadas.3 Algunos factores que explican este dinamismo son el endurecimiento de las políticas de seguridad y control en los países del norte, lo que ha favorecido la emergencia de algunos países alternativos dentro de la subregión como Chile y el avance en los procesos de integración económica y política, generando condiciones favorables para el movimiento y residencia de personas al interior de la subregión. Un ejemplo específico es el acuerdo de residencia del Mercosur y países asociados, instancia que facilita la movilidad y residencia de las personas en este espacio geográficos. El incremento en el número de inmigrantes se ve favorecido también por las modificaciones que han realizado diversos países a sus respectivas legislaciones en las que se reconoce el derecho a migrar e incorporan la protección de los derechos humanos de los migrantes. Finalmente, algunos analistas señalan las condiciones favorables que tuvo América Latina para enfrentar la crisis económica.4

Un elemento clave que justifica el crecimiento de la migración al interior del subcontinente americano es, sin lugar a dudas, la continuidad geográfica, cultural e idiomática que conecta a los Estados sudamericanos. Sin embargo, es oportuno destacar la creciente participación de migrante cuyos países de origen no necesariamente se encuentran circunscriptos dentro de la cercanía geográfica latinoamericana, como el caso de haitianos y cubanos.

3 Jorge Martínez, El mapa migratorio de América Latina y el Caribe, las mujeres y el género (Santiago de Chile: Fondo de Población de las Naciones Unidas: 2003), 1- 28.

4 CEPAL, La inmigración laboral en América Latina y El Caribe (Santiago de Chile: CEPAL-OIT, 2017), 15-32.

Los Estados sudamericanos y caribeños se encuentran de frente a un panorama económico cambiante, integrado a la economía global y sujeto, de igual manera, a los vaivenes de los ciclos económicos. Pese a que el subcontinente posee alrededor del 10 % de los migrantes del mundo y una participación cada vez más creciente de personas, países y comunidades, los elementos disponibles sobre el conjunto de modelos migratorios apuntan a que uno de los recursos con mayor presencia tiene que ver con las condiciones favorables que permiten un mayor flujo de mano de obra de un país a otro, con la subyacente contribución a la producción de bienes y servicios, así como al fortalecimiento del dinamismo económico continental.

En lo tocante a las motivaciones para la migración intrarregional, se determinan dos categorías de razones: los factores de expulsión y los factores de atracción.

Factores de expulsión: de acuerdo con Luis Orrantes, los factores de expulsión se encuentran asociados a la inestabilidad social e inseguridad humana, secuestros y terror urbano, falta de acceso a tierras agrícolas y oportunidades de empleo, escasez de trabajos atractivos o bien remunerados, falta de oportunidades para el desarrollo de pequeños emprendimientos productivos, los crecientes niveles de desigualdad, la inestabilidad de los precios en los productos agrícolas y la falta de apoyo a la agricultura, los desastres naturales y el deterioro del medio ambiente, la confrontación y violencia políticas, los altos índices de pobreza y grandes brechas sociales y el incremento a los costos de la canasta básica.5

Factores de atracción: los factores que presentan los países de destino preferidos por las personas en movilidad humana están relacionados con la factibilidad laboral, mejores salarios, condiciones de vida más favorables, efecto llamada, es decir el éxito de otras personas que han emigrado, la posibilidad de una mejora económica, los efectos fisibles de las remesas enviadas al país de origen, la presencia de un marco legal que favorece la actividad laboral en algunos países.5

Sin embargo, las causas de emigración son más complejas y numerosas que las mayormente asumidas, tales como los factores de atracción-repulsión. Algunas de estas causas adicionales son las cadenas o redes de migración, en las cuales un inmigrante inicial en un Estado receptor puede desencadenar la llegada de su familia o amigos, convirtiéndose en reclutador directo de mano de obra calificada o no cualificada para empresas privadas, Gobierno o contratistas, incrementando de esta manera el mercado laboral transnacional.5

En la coyuntura económica global, Sudamérica emerge claramente como un entramado dinámico de flujos migratorios con la participación de capital humano con una alta cualificación técnico-científica que contribuye a disminuir la dependencia tecnológica proveniente de países desarrollados, principalmente de Estados Unidos y de los Estados europeos.

En palabras del embajador Javier Paulinich, secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano, presentadas durante la Reunión sobre Migraciones y Políticas Migratorias en América Latina y el Caribe, realizada en Lima el 22 de marzo de 2018, los movimientos migratorios generan ganadores y perdedores. Aquellos países que han logrado flexibilizar sus mercados laborales e implementar políticas migratorias sofisticadas han podido aumentar la generación de empleo, reducir sus niveles de precios y han capitalizado incrementos en sus niveles de productividad laboral, a través de la aglomeración de competencias y el ensanchamiento agregado de sus capacidades productivas. Otro aspecto importante que surge en el análisis del fenómeno migratorio es su contrapartida financiera a través de las remesas. Durante 2016, el ingreso por concepto de remesas en los países latinoamericanos y caribeños alcanzó un máximo histórico de US$ 70 000 millones, producto de un fuerte incremento durante siete años consecutivos. En nuestra región, y con especial énfasis en los países centroamericanos y caribeños, estos recursos representan considerables ingresos que sustentan el consumo de los hogares y ayudan a combatir la pobreza y la desigualdad. 6

En forma complementaria a lo mencionado, la movilidad humana tiene un cada vez mayor protagonismo en las agendas binacionales, multilaterales y regionales, destinadas a aunar esfuerzos orientados a fortalecer y renovar la gobernabilidad migratoria compartida. Paulatinamente, pero de manera permanente, se percibe que el elemento que imprime el dinamismo económico en la Región se ha traducido en un fortalecimiento de las relaciones laborales entre empresas e industrias receptoras y mano de obra migrante, debido, entre otros factores, a las ganancias cuantitativas y cualitativas del capital humano y a la existencia de las remesas enviadas y recibidas desde los países de destino hacia los de origen de la migración. Es importante cuantificar el impacto de los recursos económicos producto de la migración, cuya proporción en flujos mundiales a la región es la primera en el mundo y su repercusión macroeconómica es de considerables proporciones. Esto ha devenido en una mayor visibilización de la comunidad migrante, demostrando la constante configuración de entramados migratorios que facilitan la vinculación del migrante con su país de origen, otorgándole un rol cada vez más determinante en la vida económica y política de su país.7

Los autores Rodolfo García y Patricia Gainza mencionan que América Latina registra variaciones demográficas producto del proceso migratorio durante el siglo XX por causas diversas, pero en las últimas tres décadas de ese siglo los procesos migratorios obedecen fundamentalmente a desequilibrios y crisis económicas que han provocado desempleo, bajos ingresos y la búsqueda de mejores condiciones de vida. Contingentes de familias latinoamericanas se han dado a la tarea de buscar mejores destinos posibles para vender su fuerza de trabajo. En este sentido, los flujos migratorios en el Cono Sur se han acelerado en correlación con la profundización de la crisis económica de inicios del presente siglo, ya que la actual migración intrasubregional se basa mayoritariamente en dinámicas de atracción y expulsión de fuerza de trabajo caracterizada por una mayor proporción de personas en edad productiva y una acelerada incorporación de las mujeres a estas dinámicas.8

5 Luis Orantes, “Factores de expulsión-atracción y redes familiares, como motivadores de emigración en adolescentes de Metapán”, 2014, acceso el 24 de diciembre de 2018, www.utec.edu.sv

6Javier Paulinich, “Aportes económicos de la migración intrarregional sudamericana”, en Conferencia sobre Migraciones y Políticas Migratorias en América Latina y el Caribe, SELA-CAN, 2018.

7 Jorge Martínez, El mapa migratorio de América Latina y el Caribe, las mujeres y el género (Santiago de Chile: Fondo de Población de las Naciones Unidas: 2003), 1- 28.

8 Rodolfo García y Patricia Gainza, Economía, migración y política migratoria en Sudamérica: avances y desafíos (Ciudad de México: Scielo, 2014).


II. CAUSAS PARA LA MIGRACIÓN EN SUDAMÉRICA

En cuanto a las remesas traducidas en cifras, Jinob de la Cruz, especialista en estadisticas de la Comunidad Andina, refiere que a partir de 2015 existe un incremento en el volumen de divisas recibidas en la región sudamericana. Específicamente entre los Estados miembros de la Comunidad Andina se registraron las siguientes cifras: al 2016, el valor de las remesas recibidas en conjunto por Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú totalizó 11 000 millones de dólares, cifra que supera en 5,8 % a la registrada en 2015, año en el cual alcanzó 10 917 millones de dólares. El valor registrado en 2016 equivale a al 12 % del total de las exportaciones de bienes realizadas por los países de la CAN al mercado mundial. El total de las remesas recibidas en la CAN en 2016 representa el 65,3 % de sus exportaciones de servicios, el 53,3 % de su inversión extranjera directa, y el 111 % de sus ingresos por turismo. Entre los países que reciben mayor cantidad de remesas, Colombia figura como el mayor receptor con 42,1 % del total de las remesas recibidas, en segundo lugar se ubica Perú con el 25 % de remesas recibidas, Ecuador se ubica en tercer lugar con 22,5 % de remesas recibidas, y finalmente Bolivia, que recibió 10,4 % de remesas.9

A nivel intrarregional, el envío de remesas entre países andinos registra también un incremento de 11 % a partir de 2015, pasando de 335 millones de dólares en el año 2015 a un total de 372 millones de dólares en 2016. En el nivel intracomunitario, con el 68,5 % del total de remesas recibidas, Colombia se presenta como el mayor receptor de divisas provenientes de los demás Estados miembros de la CAN; le sigue Perú con el 17,3 % y luego viene Ecuador con un 8,7 % de remesas recibidas. En cuanto a mayores países emisores de remesas, la nota curiosa la pone Ecuador, que pasa de ser el Estado que menos recibe remesas en la CAN, al que más envía. En 2016, Ecuador emitió 195,2 millones de dólares en remesas, lo que equivale al 52,5 % de remesas enviadas por Estados miembros de la CAN en su conjunto; Perú se posiciona como el segundo emisor con el 25,9 % del total; le sigue Bolivia con 7,6 %, y Colombia, de ser el mayor receptor de remesas intracomunitarias pasa a ser el menor emisor con apenas el 7,6 % de remesas enviadas a los otros países de la Comunidad. El envío de remesas hacia los Estados miembros de la CAN en el segundo trimestre de 2017 registró un incremento de 9,5 % con relación a similar periodo de 2016.10

En cuanto a Chile y Argentina, países que figuran como el principal destino de la migración intrarregional, en 2017 las remesas enviadas por los migrantes desde Chile alcanzaron los 892,8 millones de dólares, cifra superior en 52,1 millones a la emisión registrada en 2016. Estas cifras demuestran que Chile es un país eminentemente emisor de remesas. El principal destino de las remesas enviadas desde Chile es Perú.11

La disparidad entre remesas que salen y las que llegan a Chile es muy significativa, las remesas enviadas por los migrantes residentes en ese país superan en una proporción de 8 a 1 a las recibidas de sus emigrantes nacionales. Los principales destinos de las remesas de Chile, a más del Perú, son España

y Francia, mientras que el país recibe remesas desde Argentina, Estados Unidos y España.

Las remesas enviadas por los inmigrantes desde Argentina a sus países de origen en 2017 fueron de 3 960,9 millones de dólares, 194 millones más que en 2016, entre tanto que las remesas recibidas de parte de sus migrantes en el exterior se ubicaron en el orden de los 688 millones de dólares. Al igual que Chile, Argentina es un país netamente emisor de remesas; las remesas que salen de Argentina tienen como destinos principales España, Bolivia y Paraguay, mientras que el país recibe remesas, en menor cuantía, desde España, Estados Unidos e Italia.12

9 Jinob de la Cruz, “Remesas y movimientos migratorios”, en Conferencia sobre Migraciones y Políticas Migratorias en América Latina y el Caribe, SELA-CAN, 2018.

10 Ibidem.

11 Datosmacro.com, “Expansión”, 2017, acceso el 25 de diciembre de 2018,https://datosmacro.expansion.com

12 Ibidem.

Carolina Stefoni Señala que el envío de remesas desde el exterior se ha constituido en un rubro importante de aporte económico al erario del país de origen de los migrantes. Gracias a las nuevas tecnologías de la información, hoy se puede determinar con bastante proximidad el volumen de remesas que ingresa a los países de origen. La situación en América Latina no hace más que confirmar esta tendencia a nivel mundial. El BID calcula que en el 2004 habrían llegado a la Región cerca de USD 45 000 millones en forma de remesas, mientras que en 2008 —de acuerdo con el mismo Banco— esta cifra redondearía los 70 000 millones de dólares. Este incremento tiene relación con fenómenos de distinta naturaleza, principalmente con el incremento en el número de inmigrantes en los últimos años, con la disminución en los costos de transacción y con los vaivenes que experimentan los tipos de cambio en relación con el dólar o el euro.13

La masa creciente de dinero que se envía desde España y desde otros países desarrollados, en forma de remesas, puede ser un gran estímulo para el crecimiento de los países que las reciben. Para canalizar de forma correcta este flujo de fondos será necesario ofrecer, en los países receptores, incentivos a las familias que lo reciben para que lo inviertan de forma productiva y se promueva el desarrollo del país. De hecho, el dinero proveniente de las remesas, además de pagar el consumo de bienes, suele destinarse también a educación, viviendas y sanidad, lo que es lo mismo, a la inversión en viviendas y capital humano. Además, este dinero suele ir a las zonas más pobres de los países en desarrollo, ya que es de allí de donde proceden la mayoría de los inmigrantes. Los flujos de remesas son una de las formas más eficaces de lucha contra la pobreza, más importantes incluso que la inversión extranjera directa.14


IV. PARTICULARIDADES DE LA MIGRACIÓN INTRARREGIONAL

Las características de la migración intrarregional a partir de la primera década del siglo XXI, explica Morroni,15 presenta particularidades dada la reconfiguración histórica de los mecanismos de integración regional presentes en el cambiante proceso de globalización. Un aspecto de obligatoria observación está vinculado a las iniciativas de los países latinoamericanos para construir bloques regionales, así como a la creación de instituciones para ello, como el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), entre otras, que permiten a la Región insertarse más favorablemente en los escenarios mundiales. En este contexto, se presenta el debate sobre la eliminación de las fronteras y la libre circulación de las personas en el continente.

13 Carolina Stefoni, Migración, remesas y desarrollo. Estado del arte de la discusión y perspectivas (Santiago de Chile: Open Edition Journals, 2011). 14 Rafael Pampillón, “Economy Web Blog”, 2011, acceso el 25 de diciembre de 2018, https://economy.blogs.ie.edu 15 María da Gloria Morroni, “Escenarios migratorios y globalización en América Latina: una mirada al inicio del siglo XXI”, 2016, acceso el 25 de diciembre de 2018, http://www.scielo.org.ar

En cuanto al comportamiento del fenómeno migratorio interregional en el continente, a pesar de discrepancia en los datos, hay una amplia coincidencia sobre su naturaleza y tendencias recientes: a) la importancia histórica y continua de las migraciones fronterizas, pero que no se limita a ellas; b) la predominancia de los desplazamientos de tipo laboral asociados a factores de tipo histórico y cultural de larga presencia; c) la existencia de países fundamentalmente receptores de población migrante y otros expulsores; d) la existencia de varios países que son simultáneamente contexto de origen, de destino y de tránsito migratorio; e) la diversidad en la composición de los flujos; y f ) las nuevas modalidades de circularidad y del retorno, y con ello la quiebra de la unidireccionalidad anterior de algunas rutas y su diversificación. En América del Sur, Argentina es considerada la mayor nación receptora de migrantes: en su territorio se asienta un gran número de ellos procedentes de casi todos los países de esta zona. Los bolivianos son la nacionalidad predominante que ha construido numerosos asentamientos en el país, ocupado nichos en el mercado de trabajo y colonizado áreas agrícolas del territorio; se constituyeron como un grupo étnico con importantes espacios socioculturales en el país. También se expandieron de manera significativa por otros países del continente, como Brasil y Chile. En este sentido, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú mantienen un claro perfil emigratorio. La región sudamericana es un laboratorio propicio para observar la nueva dinámica emigración/inmigración, característica de la globalización y que complejiza y diversifica los flujos: varios países son simultáneamente emisores y receptores de población extranjera. Brasil y Chile son los ejemplos más sobresalientes de este fenómeno.16

La migración intrarregional sudamericana es fundamentalmente de índole laboral; en las casi dos décadas recurridas del siglo XXI, esta se ha consolidado como uno de los principales flujos migratorios sur-sur o intrarregionales. Si bien es cierto, esta particularidad en los flujos migratorios son menos notorias, en cuanto a su volumen, que la migración que se presenta desde países sudamericanos hacia los Estados Unidos o países europeos, su impacto e importancia no pueden ser considerados menores. La prevalencia de estos flujos migratorios preferentemente laborales implica la convergencia de distintas variables como factores culturales, socioeconómicos, políticos y diplomáticos, además de las razones para migrar así como los países de origen y destino de los migrantes. Estos factores son determinantes en la permanencia y variabilidad de los flujos de migración. Por lo tanto, su gestión debe ser construida en forma consensuada, inter y multisectorial, en tal forma que cada uno de los actores aporte con ideas constructivas para la obtención de resultados, cuyo impacto esté orientado a garantizar los derechos fundamentales de las personas en situación de movilidad humana.

16 María da Gloria Morroni, “Escenarios migratorios y globalización en América Latina: una mirada al inicio del siglo XXI”, 2016, acceso el 25 de diciembre de 2018, http://www.scielo.org.ar


V. LA GESTIÓN DIPLOMÁTICA REGIONAL SOBRE LAS MIGRACIONES

Los desafíos que enfrentan los Estados sudamericanos frente al fenómeno migratorio son de considerables proporciones. Los decidores de políticas públicas deben analizar las condiciones económicas, políticas y sociales tanto de los países que generan migración como de los que la acogen, es decir, se deberán estudiar las particularidades de los países de origen de los migrados. Cuando exista una base analítica confiable sobre la cual sea posible la construcción de sistemas convergentes de discusión política migratoria se puede hablar de una ventana de oportunidad que permite la inserción del tema migratorio en la agenda política regional.

De acuerdo con Brayan Roberts y Fernando Lozano, las características generales de la estructura social y económica de los países de origen y destino establecen las diferencias en la magnitud y duración de la migración, con independencia de las razones individuales que determinan más bien la incidencia y variabilidad del migrante. Estudiando la migración entre Estados sudamericanos, los mencionados autores señalan tres tipos de sistemas migratorios que bien pueden ser ubicados en el caso de la migración al interior de la región sudamericana:

1. Un sistema migratorio temporal, el cual tiene su génesis en la estructura de oportunidades económicas existentes en el lugar de origen que, aunque insuficientes para la total subsistencia de un hogar, sí alcanzan medianamente para mantener a una familia siempre y cuando al menos uno de sus miembros sea emigrante laboral. La naturaleza temporal de esta migración laboral es reforzada por una estructura de oportunidades en el lugar de destino, que proporciona asistencia y trabajo precisamente temporal debido a las actividades que se realizan o a las limitaciones oficiales para la estadía permanente.17

2. Los sistemas de migración permanente se apoyan en la falta de oportunidades económicas en el lugar de origen y la atracción ejercida por las oportunidades de trabajo permanente existentes en el lugar de destino. Cuanto más abundantes y estables sean las oportunidades de trabajo en el lugar de destino y menores las barreras legales para conseguirlas, más fuerte será el flujo y, en consecuencia, el propio sistema de migración permanente. La situación económica en el lugar de origen y la demanda de algunos trabajos de baja calificación en el país de destino podría provocar la consolidación de sistemas de migración permanente. La situación económica en el lugar de origen y la demanda de algunos trabajos de baja calificación en el país de destino podría provocar la consolidación de sistemas de migración permanente. El sistema de migración permanente se caracteriza pues por la complementariedad de los mercados laborales de los países de origen y de destino, donde crece la demanda de mano de obra no especializada, barata y flexible.18

17 Brayan Roberts y Lozano Fernando, “Las comunidades migrantes transnacionales y la migración mexicana a Estados Unidos”, en La experiencia de Estados Unidos y América Latina (México: Porrúa, 2003).

18 Ibidem.

3. El sistema migratorio de tipo transnacional se sustenta en el rol que juegan las estructuras sociales y económicas de los países de origen y destino y su importancia para las personas migrantes. La conformación de sistemas de este tipo se basa en las interrelaciones de las oportunidades existentes en los lugares de origen y las que se dan en los de destino, y cómo estas son accesibles a las personas migrantes mediante los procesos y canales de comunicación existentes entre ambos territorios.

Estos tres tipos de sistemas migratorios funcionan de manera simultánea y pueden estar relacionados con las características de los flujos migratorios, pero no las determinan. Es por ello que las migraciones desde un mismo país casi siempre están formadas por grupos heterogéneos de personas con diferentes competencias profesionales y sociales, lo que da como resultado distintos grados de acceso a las oportunidades del mercado laboral, tanto en el país de origen como en el de destino, lo que también incide en los diferentes patrones migratorios.

Ante estos planteamientos, conviene preguntarse: ¿cuáles son los rasgos del sistema migratorio sudamericano en su componente laboral?; ¿qué elementos de naturaleza sociodemográfica pueden destacarse?, ¿la disposición institucional y la normativa migratoria existentes posibilitan el proceso migratorio intrarregional?, ¿es la migración laboral intrarregional un fenómeno con tendencia a la permanencia o, por el contrario, posee un carácter temporal y estacional ligado a los ciclos económicos y a necesidades pasajeras de fuerza de trabajo a nivel intrarregional?19

En respuesta a las interrogantes planteadas, los sistemas de integración regional, especialmente CAN y MERCOSUR, han facilitado la movilidad de una mayor cantidad de personas entre países miembros de la Comunidad sudamericana. El fenómeno de la movilidad humana intrarregional, por lo tanto, ha dejado de ser un tema eventual en las agendas de integración para ser incluidas en el marco de las discusiones recurrentes sobre asuntos sociolaborales, llevando a acuerdos sobre la libre movilidad de la mano de obra o las migraciones laborales. En el marco de los mencionados organismos internacionales se han adoptado agendas, acuerdos, convenios y tratados para gestionar de manera conjunta los mercados de trabajo a partir del establecimiento de normas que contemplan la libre circulación y la residencia en el país de recepción, y el derecho a trabajar en igualdad de trato y de oportunidades, especialmente en materia de salarios, condiciones y seguridad social. Entre los instrumentos que han adoptado los países destacan el Instrumento Andino de Migración Laboral, el Instrumento Andino de Seguridad Social y el Instrumento Andino de Seguridad y Salud en el Trabajo, así como el Acuerdo de Residencia de MERCOSUR y Asociados y el Acuerdo Multilateral de Seguridad Social. En el CARICOM, los acuerdos más recientes incluyen la libre circulación de once categorías de trabajadores migrantes entre los Estados miembros. No obstante la existencia de dichos acuerdos, los Estados continúan reservándose el derecho de admisión de ciertas categorías de trabajadores. La legislación de Trinidad y Tobago, por ejemplo, solo permite la entrada de las primeras categorías acordadas y que corresponden solamente a trabajadores altamente calificados: graduados universitarios, trabajadores de los medios de comunicación, deportistas, músicos y artistas. Los otros nacionales de los países miembros del acuerdo requieren un permiso de trabajo para residir y trabajar en el país.20

Pese a los evidentes avances que se han obtenido en la gobernanza de las migraciones en la región sudamericana, persisten ciertos aspectos de exclusión, discriminación e injusticia en contra de la comunidad migrante, de acuerdo con el diagnóstico y líneas de trabajo de la OIT en la Región presentado por la Organización Internacional del Trabajo en 2016, persisten lagunas en la promoción de sistemas de gestión que prevengan, atiendan y resuelvan las causas de estos males. Si bien esas fallas se originan en las mismas características de los mercados de trabajo, se ven agravadas por la insistencia de algunos Estados en la aplicación unilateral de los criterios de admisión de los trabajadores migrantes, muchas veces subestimando la necesidad y la contribución de esa mano de obra al desarrollo de sus países. Si bien esa es una potestad soberana de los Estados, la carencia de marcos normativos aplicados de manera conjunta y la falta de armonía entre políticas, normativas y acciones de los Estados que comparten corredores migratorios impiden avanzar en el ordenamiento de los flujos de mano de obra, en la mejora en la gestión de los mercados laborales y en la reducción de los riesgos de la fragilidad social asociada al incremento de la informalidad de las actividades económicas que emplean a trabajadores migrantes y la irregularidad de la movilidad migratoria.

Es necesario, por lo tanto, garantizar la efectiva aplicación del enfoque de derechos, incluyendo la ratificación de los convenios de la OIT sobre los trabajadores migrantes, la adecuación normativa de la legislación nacional a las normas internacionales, la adaptación de las prácticas y políticas a dicha normativa y su puesta en práctica. De hecho, en la gran mayoría de los países existe un desajuste entre la realidad migratoria y la legislación vigente. Esto se debe, en parte, a que muchas leyes sobre migración datan de los años setenta, cuando en la Región primaba el enfoque sobre seguridad nacional. En el Caribe algunas leyes fueron heredadas del régimen colonial. En tal sentido, algunos de nuestros países tienen pendiente la actualización de sus marcos regulatorios secundarios para armonizarlos con el marco constitucional y los compromisos internacionales que hayan asumido.21

20 OIT Américas. Informes técnicos 2016/2, La migración laboral en América Latina y el Caribe: diagnóstico, estrategia y líneas de trabajo de la OIT en la Región (Lima: Oficina Regional para América Latina y el Caribe, 2016).

21 Ibidem.


VI. CONCLUSIONES

Desde el punto de vista económico, las remesas enviadas por los migrados a sus países de origen son de particular importancia y aportan significativamente a los respectivos sistemas económicos nacionales. En términos generales, se calcula que los montos por concepto de divisas producto de remesas circulante en América Latina durante los últimos veinte años superaron los 70 000 millones de dólares, lo que convierte a la subregión andina en depositaria de flujos económicos no tradicionales comparables y hasta superiores a la IED de cada país.

El aporte de la comunidad migrante a la economía de los países de origen se traduce en reducción de la pobreza y mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones que generan emigración. Asimismo, contribuye a la estabilidad causada por los ciclos de crecimiento o decrecimiento económicos y aporta a que los Estados puedan asimilar en forma menos destructiva las crisis macroeconómicas.

En el marco microeconómico, las remesas contribuyen a que las familias que las reciben puedan mejorar su capacidad de ahorro, inviertan más en bienes de consumo duraderos y fortalezcan las opciones de educación, salud y bienestar de sus miembros. Por lo tanto, es necesario que existan programas de capacitación para que el dinero enviado por los emigrantes sea capitalizado e invertido para satisfacer las necesidades básicas de la población objetivo.

En virtud de los efectos positivos que causan las remesas en los indicadores de desarrollo de los países de origen, es menester que los Estados sudamericanos implementen políticas públicas consensuadas que garanticen los derechos laborales de las personas en situación de movilidad humana, así como su ausencia en las comunidades generadoras de migración es suplida con una presencia efectiva del Estado a través de servicios de calidad en beneficio de las familias cuya fuerza de trabajo reside en el extranjero.

Los desafíos de los Estados de la Región Sudamericana frente al fenómeno migratorio radican en el diseño e implementación de un adecuado marco normativo institucionalizado que garantice la inserción laboral, el desarrollo personal y familiar y la convivencia pacífica entre migrantes y población local.


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Recibido: 20-01-2019

Aceptado: 19-08-2019

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ISSN:  2313-1861

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